viernes, 13 de julio de 2012

La nevera

Ayer llegó la nevera nueva.

Eso en mi casa es un fieston. Hace como 15 años que no teníamos nevera nueva, pero es que en particular esta última era muy pequeña. Tan tan tan pequeña que meter o sacar algo era un trauma.

Cuando mi madre pide que saquemos algo para cenar (ella tiene la habilidad de escaquearse, siempre, astuta y rápida liebre), mi hermano y yo siempre tenemos la misma conversación. Sacalo tú. No, tú. No tú. Y así hasta el infinito. Se te quita hasta el hambre sólo de pensarlo. Mejor me hago un colacao.

O cuando volvemos de la compra con congelados como para sobrevivir a un ataque zombie durante un año, tú vas y abres tan contenta el congelador (la conversación anterior ha terminado contigo guardando los congelados) y resulta que está lleno. Se te desencaja la cara, se te revuelven las tripas. No puede estar pasando esto. Y entonces te acuerdas del dicho: hace falta ser ingeniero para meter esto. Es mentira. Dos ingenieros, DOS!, somos. Pero no hace falta ser ingeniero. Lo que hace falta es una nevera más grande. El caso es que cuando terminas, el congelador es una caja a presión, hasta el punto de tener que poner cinta de embalar en la puerta para que no se abra. Os lo juro. Pero terminas, y te sientes taaaaan satisfecha... Y entonces es cuando te ríes para tus adentros... yo he sido la pringada que lleva hora y media metiendo todo, pero tú vas a ser el tolai que tendra que abrirlo luego para buscar cena. Muajajajaja. MUAJAJAJAJAJA.

Pero todo eso se acabó. El combi llegó a mi casa. 

oooooooooh!!!
Tres amplios cajones en el congelador. Tres!! Uno para la carne, otro para el pescado, y otro para varios. OMG, varios!!! Se me saltan las lágrimas de la emoción. So-bra-es-pa-cio. Sobra espacio!!!! Si busco un filete sé donde está. Abro el primer cajón y lo cojo. Si quiero una pizza abro el segundo cajón y la cojo. Así, sin pensar. Sin resolplar, sin tener que cancelar planes para pasar la tarde sacando todo buscando el bacon.

Creo que Rodri y yo estaremos aún unos días yendo a la cocina solo a comprobar que sigue ahí, que no ha sido un sueño. Sentarnos delante de la nevera, abrir los cajones. Cerrarlos. Solo por el placer de verlo. Esto es vida...

1 comentario:

  1. Qué inocente eres. El ser humano está programado para ocupar y antes de que te des cuenta se te habrá quedado pequeña la nevera. Esa y cualquier otra. Incluso la del barco del capitán Pescanova... :P

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