Los insectos no me gustan. Pero es que en especial las
polillas me provocan un pavor irracional. Yo sé que no tiene ningún sentido. Las
otras dos criaturasterroríficas que
me hacen sentir esa sensación son los tiburones y las avispas/abejas/similares,
pero éstos por lo menos muerden o pican. Lo de las polillas es inexplicable, no
hay nada más inofensivo. Pero no puedo.
Anoche entró una en mi casa. Cada vez que esto ocurre la
noche se convierte en una fiesta que termina en festín para mis gatos. Suelen
cazarla en unos minutos y se acabó. Pero anoche no.
01:00 a.m. Me meto en la cama. Mis fieras aún no han cazado
a la polilla. Por eso, tengo mucho cuidado con las luces y las puertas, para
que no se cuele en mi cuarto. Es enfermizo, hasta el punto de preparar la ropa
del día siguiente a oscuras para que no se cuele luz por la rendija de la
puerta y esté acechándome. Muy cómico. Cuando termino, abro la puerta como 1
centímetro, saco los morros y le lanzo a mi madre un beso mientras cierro y me
precinto. He llegado sana y salva a la cama. La habitación es un recinto
estanco. Persiana bajada, sí. Luz apagada, sí. Tapada hasta las orejas por si
acaso, sí. Bien.
03:54 a.m. Fiesta. Mi gato me acaba de arrancar media
oreja con la pata de atrás mientras hacía un salto mortal. Le veo en cámara
lenta volando por encima de mi cara, en 3D. El gordo está en mis pies, maullando
como si fuera una oveja: meee, meee, meee. Mierda. Me incorporo del susto y
pego cuatro gritos de esos como si hablaras bajito pero forzando para que noten
el tono de enfado. Ni caso. Les empujo fuera. Hasta ese momento no me doy
cuenta de lo que está pasando. Qué hacen los gatos en mi cama? Por qué hay
tanta luz? Miro hacia la ventana, la persiana está subida. Mal. La puerta está
abierta. Mal. Los gatos en mi cama, Kirtash saltando por encima de mi cabeza,
el maullido de Berto…y entonces hilo cabos: ese maullido es el de caza. Estoy
en estado de shock. En ese momento, mi madre aparece cual guerrero intergaláctico,
fluflú en mano. Mi madre con el fluflú es como con la laca, se le queda
el dedo pegado y está vaporizando 10 minutos. No puede parar. Mientras, intento decirla que no, que no haga eso,
que lo que sea que es va a caer muerto en mi cama, pero ella solo debe ver
moverse mis labios, embriagada por el olor a insecticida. Y de repente todo está
en silencio. Los gatos no están, lo que interpreto como que el IVNI se ha
marchado de mi cuarto atufado por mi madre. Del subidón de adrenalina caigo inconsciente
en la cama.
05:07 a.m. Entre sueños oigo ruidos, pero no soy capaz de
distinguir si son reales o no. Miro el reloj. Aún me queda hora y media. Parece
que la batalla tiene lugar en el salón. Y debe ser a muerte a juzgar por el
follón que están montando. Tiro de la colcha, meto la almohada y la cabeza
debajo. Si no puedo precintar la habitación me precinto yo. Me duermo.
06:45 a.m. Suena el despertador. Pienso que todo ha sido
un mal sueño… hasta que salgo al salón. La butaca está volcada en el suelo, la
tablet tirada también. Los cojines del sofá desperdigados por el salón, parece que han
estado saltando sobre él toda la noche. Ni rastro de las fieras. Acabaron con
ella. Son cazadores natos. Les odio por la nochecita que han dado, pero estoy
orgullosa. Así que me meto en la ducha... Nada me hacía presagiar lo que estaba a punto
de ocurrir. Tuve una experiencia similar, hace unos años, pero a esas horas no
se me ocurre pensar en ella para tomar más precauciones. Al salir de la ducha
me visto y me seco el pelo. Cuando estoy a punto de salir, abro la ventana del
baño. Y entonces la veo pegada al cristal, por fuera. Tarde. La ventana se abre hacia dentro, así
que ahora está dentro del baño. Es eeeenoooooormeeeeee. Oscura. Suelto la
ventana y de un salto estoy en la puerta. No puede ser, joder. Otra vez no. Y
entonces me transformo, me deslizo sigilosamente hasta la ventana. Soy un ninja.
Mis sentidos se agudizan, mis movimientos son precisos. Lástima que no soy
valiente. Si lo fuera la habría desintegrado de un zapatillazo, pero he cerrado
la ventana rápida y suavemente y he huido. Que la mate otro.
Luego llamaré a casa para ver si han podido con ella…